Adolescencia y familia
ADOLESCENCIA Y FAMILIA
Si bien la adolescencia está propiciada por los cambios hormonales, estambién una construcción social.
Cada cultura, en su desarrollo, ha tenido un registro propio del lugar que se le da al adolescente, así como también lo tiene por ejemplo de los ancianos, que pueden ser sabios o un estorbo. O los enfermos mentales, a los que se los encierra o se los integra, o los extranjeros, que pueden ser los causantes de todos los males, o se aprecia la riqueza de su diferencia.
Según el tipo de cultura, la adolescencia puede ser, como en algunas tribus primitivas, un pasaje en que el niño entra por la noche en una choza ,donde un monstruo lo devora y al amanecer renace el adolescente, o un espacio de tiempo, como en la actualidad, que cada vez se extiende más, a expensas de la infancia y la adultez.
La esperanza de vida de la que disponemos nunca ha sido tan grande, y casi se ha doblado en menos de un siglo. Y es notable que este alargamiento no sea homogéneo. La adolescencia y la tercera edad no cesan de aumentar. Cuando la vida se alarga,la vida individual se convierte en un valor, a diferencia de cuando la vida era más corta y el valor era la familia, que es lo que para el individuo persiste después de su muerte. Es la sociedad de los “individuos” ( P.Yonnet). La familia se pone al servicio de los individuos.
La crisis de la adolescencia será también una crisis para los padres, que tendrán que reinventar su lugar.
La adolescencia tiene algo de adopción: el adolescente ha de adoptar una identidad nueva, sin abandonar la antigua, y los padres también hacen como un proceso de adopción, y reubican y reinventar su lugar de padres.
Tienen que adoptar a un adolescente que antes era un niño, que es otro, pero es también el mismo. Es como un extraño, pero es familiar. Es diferente.
Y es diferente ser padres de un niño que de un adolescente.
El primer efecto de la pubertad es que el cuerpo del niño se transforma en un cuerpo de adulto. Este cuerpo se parecerá en adelante al del adulto del mismo sexo, y adquirirá los atributos que hasta hace poco diferenciaba a los padres.
Al apropiarse los adolescentes de estos atributos, los padres pierden un suplemento, un poder de más, por lo menos en lo físico. Y perder poder no siempre resulta fácil.
La adolescencia de los hijos trastorna la organización familiar porque remite a los padres a su propia adolescencia .
Les muestran de una forma más o menos deformada la propia adolescencia como un momento pasado de su juventud , de sueños, de elecciones cumplidas o no, pero difíciles de rehacer en la edad adulta.
También los remite a la propia adolescencia , porque al verse cuestionados, se ven confrontados con los propios padres, aunque más no sea para constatar que la tarea de ellos no fue fácil cuando ellos mismos eran adolescentes.
A veces los padres para no repetir en sus hijos lo que ellos pueden haber padecido: por ejemplo reglas autoritarias y represivas, se pasan al otro extremo y evitan todo tipo de reglas. Todo esta permitido, todo sé puede. Lo que suele ser recibido por el adolescente como un descuido:” no les importa lo que hago, les da igual”.
Cuando el adolescente los cuestiona, no sólo pone en duda el poder de los padres, no sólo cuestiona su autoridad, los horarios, los valores, los hábitos, sino que toca algo más profundo y que tiene que ver con el pasaje de lo estático, lo inamovible a lo provisional, y al paso del tiempo.
Cuando el adolescente le replica, le está señalando que en realidad el padre es solo un eslabón en la cadena generacional, un eslabón provisional, como lo es la infancia y que su lugar de padre es funcional.
Y que desde el punto de vista de las generaciones, el mundo está dividido no solo en mayores y pequeños, sino en un cierto número de estados provisionales,como lo indica la adivinanza de la esfinge a Edipo : los estados transitorios por los que pasa el sujeto humano: primero el bebe en cuatro patas, luego en dos y después el viejo en tres, con el bastón.
Cuestionar lo estático, lo inamovible no siempre se encaja bien. No fue nada bien aceptada en su momento, la teoría que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol, que no era estática, que no éramos el centro.
El cuestionamiento de los adolescentes suele llegar en momentos no muy oportunos para los padres: la edad media de la vida, cuando el cuerpo suele empezar a dar señales de que no es el cuerpo de antes, en que el paso del tiempo amenaza. También los padres han de hacer el duelo por su propio cuerpo.
El crecimiento de los hijos es un cruel indicador del paso del tiempo. Diana citaba a León y Rebeca Grinberg que en su libro “Identidad y cambio” decían que “para consolidar su identidad, el adolescente busca también firmarse un sistema de teorías, valores éticos e intelectuales, que pueden organizarse en una ideología.
Un grupo musical de adolescente Kase O escribía”…vive tu vida y dejame vivir la mía, mi filosofía en contra de tu ideología. intento encontrar, demostrar que tengo personalidad para afrontar la realidad. he creado ya mi propia religión, mi propio Dios, ideas claras en mi vida para entrar en razón “.
Esa búsqueda de una nueva identidad que intenta el adolescente produce una especie de crisis de identidad en los padre. Ya no son los padres magníficos , idealizados de la infancia, los padres omnipotentes que todo lo pueden, que todo lo saben.
Hay padres que tienen como única identidad el ser padres, y no , ademas, ser esposos, esposas, tener una actividad profesional o laboral que les de cierta identidad.En estos padres toda su identidad se tambalea con el cuestionamiento de los adolescentes.
Son las situaciones que vemos frecuentemente en la clínica, en especial en algunas madres de adolescentes, sin otra identidad ni actividad que su maternidad, que ante el despegue de sus hijos, sienten un vacío irrecuperable y se deprimen. Han perdido todo y no encuentran motivos para continuar viviendo. A veces se resisten al crecimiento y la independencia de los hijos para evitar esa perdida. Los hijos lo captan inconscientemente y se sitúan frente a un trágico dilema: si crecen, si se independizan, su madre se hunde.
En la adolescencia se produce en el aparato psíquico una conmoción interna que se da en llamar la resignificación de la conflictiva edípico-narcisista. Esta operación intrapsiquica es también ínter subjetiva y compromete a los padres.
El mito de Edipo según Ovidio, comienza con un intento de filicidio. Príamo ,el padre biológico de Edipo, ordena matar a su hijo, por el temor, inspirado por el oráculo, que en el futuro su hijo lo matará. Lo que terminará cumpliéndose en un cruce de caminos. Al parricidio le antecede entonces, un intento de filicidio.
Ante la rivalidad de los hijos con los padres, está también la rivalidad de los padres con los hijos.
El enfrentamiento a la sexualidad y a la muerte, que caracteriza a la estructura adolescente, impacta en la mente de los padres. Lo que de niño podía ser una fantasía, se vuelve en una posibilidad, por los cambios corporales. Desposar a Yocasta, la madre de Edipo, pasa a ser posible.
Hay padres que frente a esta fantasía, se vuelven distantes con los hijos, en una acción reactiva para protegerlos y protegerse.
Hay padres que compiten con los hijos en lo físico y en lo intelectual, en una sobreexigencia que los aplasta y provocando fuertes inhibiciones, en una rivalidad desplazada de la conflictiva edípica.
Madres que parecen hermanas mayores de sus hijas, y se ofrecen como sí fueran una amiga, cuando la adolescente necesita que sea su madre, no su amiga.
Todo esto es por supuesto inconciente. Y cohabita con el amor a los hijos y el deseo que se independicen y progresen.
No es para culpar a los padres, sino para entender una problemática que es compleja. Si nos quedamos con lo manifiesto, perdemos la posibilidad de leer entrelíneas y poder operar en resortes mas profundos.
Y como es ser padres de adolescentes hoy,donde el ideal es el propio adolescente ?
Los ideales de nuestra época son mantener la juventud y la belleza a toda costa, ser eternamente adolescentes, ocupar poder y tratar de no sufrir, no sentir.
La sociedad nos propone que seamos eternamente adolescentes en algo que también caracteriza a los adolescentes, en estar siempre dispuestos a algo que va a venir y que no llega, en estar siempre eligiendo.
Y esto tiene que ver con que cada vez menos las cosas son para siempre. Antes la pareja, el trabajo solían ser para siempre. Actualmente los cambios, por ejemplo los tecnológicos son tan fuertes, que ni nuestro fiel acompañante, el móvil es para siempre. Algunos añoran la época en que el sujeto veía a su padre cultivar la tierra y estaba tranquilo porque algún día el cultivaría la tierra.
La idea de elegir su vida ha perturbado la subjetividad contemporánea, como el hecho moderno de tener sucesivamente varias vidas profesionales y amorosas.
Como pueden los adolescentes buscar modelos si son ellos los modelos a seguir.?
La adolescencia es un síntoma de la cultura, donde en mayor grado se expresa su malestar. Nuestra cultura intenta renegar el paso del tiempo y la muerte. Los ideales culturales favorecen o entorpecen la salida de la crisis adolescente. En momentos en que los valores y las normas no están claros, prevalece la confusión y la violencia y el vacío.
Como es ser padres de los adolescentes hoy, en una cultura donde los lazos vinculares tienden a ser líquidos, al decir de Z. Baumann?
El utiliza la metáfora de la liquidez o fluidez para describir la naturaleza de la actual modernidad.
Los fluidos no se fijan al espacio ni se atan al tiempo, no conservan una forma durante mucho tiempo y están constantemente dispuestos a cambiarla, se desplazan con facilidad.
La disolución de los sólidos es la característica de esta fase. Salimos de la época de “grupos de referencia” . Las pautas ya no están determinadas y no resultan evidentes.
Los vínculos han pasado de la ligadura al adosamiento. Se establecen vínculos que se apoyan en lo circunstancial. Vínculos frágiles. La identificación valorada es la líquida, más que la fijada, es estar dispuesto a todo.
La modernidad líquida ha impuesto al sujeto cambios profundos.
Los asombrosos desarrollos tecnológicos de las últimas décadas , indican una cultura del borramiento de la materialidad, donde se destaca la ausencia de otro humano..
Marc Augé define un “lugar” como un lugar de identidad, relacional e histórico. Plantea que la sobremodrenidad, como él define a esta época, produce “no lugares”, es decir espacios de confluencia anónima, donde personas en tránsito deben instalarse durante algún tiempo de espera, sea a la salida del avión, del tren o del metro que ha de llegar. O centros comerciales donde el objetivo será consumir, y no relacionarse. Estamos en un mundo donde el sujeto habita rodeado de una individualidad solitaria, de lo provisional y de lo efímero.
A veces los espacios familiares se convierten en “no lugares”, donde el diálogo no existe, donde los encuentros son superficiales, donde los otros son unos desconocidos. Un adolescente me cuenta que en su casa nunca comen juntos, cada uno se lleva su bandeja individual a donde le apetezca: la habitación, juntó a la tele…la comida no es una oportunidad de hablar. Sólo se come, y se come sólo.
Como propiciar lugares físicos de encuentro, cuando se estimulan los lugares virtuales, cuando los adolescentes tienen muchos “amigos” en las redes sociales, a los que puede eliminar fácilmente apretando una tecla? . Como favorecer la palabra en el mundo del wasap donde la escritura se altera y se comen letras? .
Vivimos en un mundo de imágenes y acciones.
Como relatar la historia del sujeto ,y más aún en adolescentes adoptados, cuando se intenta pasar página , el pasado se borra, el futuro se diluye y todo esta centrado en el presente, en la inmediatez?
Como dice Piera Aulagnier: “si el futuro es ilusorio, el discurso de los otros debe ofrecer en contrapartida, una seguridad no ilusoria que se tiene derecho a ser mirado y derecho a la palabra. Sólo así el psiquismo puede valorizar lo que por naturaleza tiende a huir : del cambio.”
La adolescencia tiene lo vital y encantador de lo nuevo. Sensaciones, descubrimientos, pensamientos, aquellos amistades que suelen ser para toda la vida, aquellos poemas apasionados que guardamos en el cofre de nuestro recuerdo, nos traen esa época tormentosa, pero que bien elaborada nos da una base sólida para la adultez y para a su vez, comprender a nuestros hijos
adolescentes.
Carlos A. Blinder